Montevideo, 18 de junio de 2012.
Nunca más u otra vez
Cuando desaparecieron a nuestros
familiares, cuando las cárceles se llenaron de presos políticos, cuando la
tortura era cotidiana y se asesinaba a discreción, cuando la justicia militar
mandaba y el parlamento había sido avasallado, los partidos, los sindicatos y
la prensa opositora no podían existir, nosotros empezamos su búsqueda.
¿Dónde están?, ¿quiénes lo hicieron?,
¿cómo?, ¿cuándo?, ¿por qué? son las preguntas que desde entonces
nos guían.
Tras el rastro de nuestros familiares
cruzamos fronteras, nos encontramos con nuestros pares de otras latitudes.
Compartiendo preguntas fuimos encontrando respuestas. Empezamos a conocer qué
era realmente la Doctrina de Seguridad Nacional, la contrainsurgencia, la
Escuela de las Américas con sus cursos y sus alumnos, la cantidad de bases,
armamentos y asesores diseminados en nuestras tierras… fuimos conociendo
situaciones, testigos y pruebas. Fuimos conociendo cómo, y porqué se trataba de aniquilar personas,
gobiernos o pueblos que tenían el “privilegio” de ser considerados enemigos.
También el quiénes: personal de las fuerzas
armadas y de seguridad de
nuestros países, instruidos, entrenados, equipados, asesorados, inducidos
cuando no dirigidos por agencias, personal y estructuras de los EEUU destinadas
a salvaguardar “la seguridad hemisférica”.
Lamentablemente, la realidad sigue
dando víctimas de una represión arbitraria, indiscriminada, ilegal, infame, que
mata, desaparece, desplaza, tortura, encarcela a todo aquel que, con criterios
renovados y actualizados de
clasificación, vuelva a ser considerado enemigo o pérdida no deseada.
Allí están los frutos de la
colaboración de los EEUU con Colombia y México, a través de los respectivos
planes: miles de muertos, desaparecidos, desplazados, en una guerra declarada
al narcotráfico. Mientras tanto éste sigue creciendo y nutriendo a empresas y
banca con un dinero mal habido pero siempre bienvenido para ser lavado.
Guerra que permite vender armas y
municiones a los que alegan combatir al narcotráfico como a los que lo
efectivizan, entre quienes no media un abismo sino numerosas conexiones
múltiples veces descubiertas y probadas.
Estas cuestiones no son producto de
delirios paranoicos. Cualquiera, medianamente informado, las conoce.
Cualquiera tiene elementos para saber
que las Américas tienen un gran socio-jefe que piensa en ellas lleno de
iniciativas para garantizar su prosperidad, su seguridad, bienestar y, porqué
no, su libertad. Es un socio poderoso, el que gasta solo igual cantidad de
dinero en sus fuerzas armadas que todo el resto del mundo junto, de forma de
mantener su supremacía. El que no ahorra a la hora de sembrar bases, asesores,
armamento, personal de combate militar y/o paramilitar y agencias de ayuda en
el hemisferio. El que está en una actualización permanente de sus técnicas y de
sus argumentos, el que piensa en el futuro y nos regala su Visión Conjunta (Joint Vision) 2020 y la estrategia de dominación de espectro completo.
El que combina los esfuerzos de todas sus agencias, independientemente de que
pertenezcan al Departamento de Justicia, al de Estado o al de Defensa. El que
crea todas las piezas necesarias para que funcione el aparato que monta.
Una de estas piezas son los SEALs. Los
eficientes cuerpos de elite que, oriundos de la Armada de Estados Unidos,
pueden actuar –como su sigla, en inglés, lo indica - en el mar, el aire o la
tierra.
Hoy sabemos que el gobierno de nuestro
país ha elegido para formar al personal FUSNA de la Armada (esa fuerza tan
renuente a abrir los archivos que está en la palestra por los robos y estafas
de varios de sus oficiales) a los SEALs. ¿Alguien tiene la puerilidad de creer
que a los SEALs se los llama (y vienen) con la misma soltura y compromiso con que se contratan
clases particulares para un examen? ¿Alguien puede creer que vienen sólopara instruir en las
habilidades concretas de abordaje de un buque que haya penetrado ilícitamente
en nuestras aguas?
El Presidente y los Ministros,
especialmente el de Defensa Nacional, que firmaron el proyecto de ley que
mandaron con urgencia al Parlamento, deben saber bien no sólo a quiénes traen
sino que tras de toda instrucción militar está la consiguiente formación
doctrinaria. Deben conocer los convenios, derechos, deberes y compromisos
subyacentes a esta colaboración. Deberían saberlo los parlamentarios que, sin
pena ni gloria, votaron la ley de autorización requerida para semejante aporte.
Debe enterarse la ciudadanía a pesar de que el MDN ordenó hacer todos los eventos
con el mayor sigilo, para que no lo sepa.
¿Por qué todo esto nos importa a
nosotros, un puñado de familiares de víctimas del terrorismo de Estado?
Porque somos ciudadanos; porque ante el
horror pasado levantamos la consigna de nunca
más. Porque sabemos que éste se plasma en normas jurídicas, en
declaraciones y actos públicos, pero que sólo es efectivamente posible si pasa
a integrar la conciencia de todos nuestros compatriotas, especialmente de
aquellos que revistan en las fuerzas armadas y de seguridad, que detentan el
poder coercitivo del Estado.
Entonces, cuando estamos conmemorando
el natalicio del Protector de los Pueblos Libres, nos preguntamos si trayendo
semejantes “maestros” estamos honrando su legado y construyendo el nunca más o lo estamos traicionando y abonando
el otra vez.
Invitamos a todos a poner atención en
estos temas. Exhortamos a todos los partidos políticos, a los gremios y a los
centros de estudio de nivel superior a difundir y reflexionar sobre estas
cuestiones y a defender nuestra soberanía.
Necesitamos una política de defensa
inspirada en la paz y en el derecho. Instituciones integradas por personal
capaz y digno, con lealtad democrática y republicana. Si los gobernantes actuaron con buenas intenciones, les
recordamos que es justamente
de ellas con la que está empedrado el camino del infierno.
Escribimos estas líneas con dolor, con
alarma y con la firmeza que la situación obliga. No queremos llorar mañana por
víctimas de la ligereza y prescindencia ética de hoy.
Madres y
Familiares de Uruguayos Detenidos Desaparecidos
--
Madres y Familiares de Uruguayos Detenidos Desaparecidos
Tel: -598-2-9291625
Nicaragua 1332 apto. 205
Montevideo-Uruguay
www.familiaresdedesaparecidos.blogspot.com
Web: www.desaparecidos.org.uy
Madres y Familiares de Uruguayos Detenidos Desaparecidos
Tel: -598-2-9291625
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