martes, 15 de noviembre de 2011

Informe de prensa


Los seis pasos que forman un ser violento

El maltrato animal puede advertir sobre casos de violencia doméstica

En Bienestar Animal reciben 15 denuncias diarias

Un proyecto prevé abordar estas situaciones con organizaciones que trabajen en violencia doméstica y con la Policía Comunitaria. De forma preventiva también se busca identificar personalidades con violencia progresiva que pueda desembocar en ataques a personas.

Escrito por: GUSTAVO TRINIDAD

Martes 15 de noviembre de 2011 | 8:32

La Comisión de Bienestar Animal, dependiente del Ministerio de Educación y Cultura, tiene un proyecto para trabajar conjuntamente los casos de maltrato animal con las organizaciones que trabajan en violencia doméstica y también con la Policía Comunitaria, según indicó a LA REPÚBLICA Ricardo Púrpura, integrante de la comisión.

La violencia contra un animal puede estar dando el alerta de violencia contra personas en el hogar y también encender una luz roja sobre adicción progresiva a la violencia de parte del victimario del animal. De hecho, en varios países se está aplicando este sistema que utiliza al maltrato animal como indicador de posible violencia doméstica y como forma de reducir los índices de violencia ciudadana por medio de tratamientos. De la misma forma la Comisión de Bienestar Animal quiere incluir a la Policía Comunitaria en su trabajo ya que “el 90% de las denuncias que recibimos está vinculado también a problemas vecinales”, apuntó Púrpura.

El estudio efectuado en Uruguay por varios psicólogos tomó como base un informe presentado por el FBI sobre la formación de la personalidad de asesinos seriales.

En este sentido el estudio identifica la formación de un ser violento a través de varios pasos.

1) Observar. Uno de ellos es observar o ser víctima de actos violentos en el ámbito familiar.

2) Acostumbrarse. El paulatino acostumbramiento y la pérdida de sensibilidad ante el sufrimiento de las víctimas.

3) Copiar. Emular la conducta del miembro dominante, del victimario del grupo familiar. Esto ocurre ya que una vez perdida la lástima por la víctima, la natural tendencia es a imitar el comportamiento de sus mayores.

4) Satisfacción. Se siente una sensación de gratificación psicológica al tener poder y dominio sobre la víctima.

5) Adicción. La satisfacción lleva a la reiteración cada vez más frecuente de los actos de violencia, trasformándose en una adicción.

6) Aumento. Luego viene el aumento progresivo del nivel de violencia y del grado de indefensión de las víctimas, que lleva a desembocar en la agresión a seres humanos.

En esta escala elaborada por los psicólogos solo puede encontrarse un único freno, que es el temor a una posible represalia de parte de un tercero o de la sociedad, ya sea por el rechazo de las personas o por la actuación de la Justicia. Esto explica por qué la mayoría de los violentos limita sus ataques al ámbito de la familia.

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