EL 30 de noviembre de 1980, era el octavo año de la dictadura. Instaurada en el país, a fuerza de crímenes y mutilación de los derechos individuales de toda la ciudadanía uruguaya.
Miles de uruguayos/as nos debatíamos en las salas de torturas, otros escapando al cerco aniquilador y refugiándose en países limítrofes, y –Europa luego, otros intentado sobrevivir bajo las botas golpistas en el país.
Varios frentes de lucha.
El exilio uruguayo tenía como acción, llevar adelante todas las denuncias posibles sobre la violación de los derechos humanos cometidas en Uruguay.
Esto aumentó la presión al gobierno de los EEUU con la administración de James Carter.
En diciembre de 1976, el Congreso de los EEUU resolvió finalmente la suspensión de la ayuda militar al Uruguay.
El 9 de agosto del año 1977 el estado golpista divulga un plan de “depuración” Los golpistas tramaron convocar a las urnas al pueblo, pensando que ya lo habían sometido a influencia del miedo feroz.
La intención era legitimarse y perpetuarse indefinidamente en el poder, con el anuncio encubierto de “realizar una apertura política” en cinco años y elecciones nacionales con un candidato único en 1981.
Para eso presentaron, un proyecto de reforma constitucional que aspiraba a fundar una «nueva
República.
Del otro lado del telón.
Los secuestros y torturas, estaban a la orden del día. El maestro Julio Castro en esa fecha es secuestrado y posteriormente desaparecido.
Esta gran pueblada silenciosa que se pronunció por el No, sorprendió al mundo nuevamente. Ya lo había hecho antes, cuando militares ordenados por civiles, dan el golpe de estado el 27 de junio de 1973, había respondido con una huelga general que duró 15 días, única en el mundo.
Volvamos a repasar los contenidos del proyecto cívico-militar del entonces:
En materia de derechos y garantías:
Se eliminaba la prohibición de allanamientos nocturnos.
Se condicionaba la reglamentación del derecho de huelga, a la iniciativa privativa del Ejecutivo.
Se suprimía la inamovilidad de los funcionarios públicos.
Las FFAA asumirían competencia directa en materia de seguridad nacional, y por tanto se institucionalizaba el COSENA, y se creaba un Tribunal de Control político para destituir hasta autoridades partidarias.
Se eliminaba el doble voto simultáneo.
Se imponía la presencia de candidatos únicos.
Se alteraba la representación proporcional integral (confiriendo la mayoría absoluta al partido ganador)
Y se restringía el funcionamiento y la formación de partidos políticos.
La propaganda Si y No.
Los medios “bombardearon” a toda la sociedad con publicidad del Si.
Gingles, caras felices, mensajes de un nuevo Uruguay contra la subversión latente, eran los artificios para lograr la manipulación del votante.
Del lado del No.
La discreción y el miedo eran los factores que circulaban en la calle.
Pero a pesar de todo, el pueblo dejó sellado el No hace 30 años.
El "SI" tuvo 42,51% de votos válidos
y el "NO" un 56,83%.
Esto fue el logro de la lucha de miles de ciudadanos, de las organizaciones clandestinas, desde el exilio uruguayo, de los trabajadores en cada centro de trabajo alentando, concientizando voluntades.
Reuniones familiares en secreto, sumado a volantes, pintadas donde se ponía en riesgo la vida.
También desde otros ámbitos fue importante, la publicación de semanarios que se abrían espacios entre las proscripciones impuestas del régimen.
El debate en televisión, llevado a cabo por Enrique Tarigo y Pons Echeverri fue un punto importante por lo masivo del mensaje y la argumentación allí expresada.
En ese marco de miedo lacerante se cometían los asesinatos de:
El obrero metalúrgico Jorge Reyes,
El asesinato en la tortura de Hugo Dermit (que fue sacado del penal de Libertad".
La compañera Gladys Yánez Rijo que muere por la omisión de asistencia en tiempo y forma a consecuencia de las torturas.
¡Por Verdad y Justicia!
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