MARCHAS Y CONTRAMARCHAS DEL ACTO
"OFICIAL" EN HONOR A LOS CUATRO SOLDADOS CAÍDOS EN 1972
Operación
abortada (a medias)
ESCRITO POR: Samuel Blixen
En una resolución salomónica de último
minuto, José Mujica limitó los alcances del homenaje del Ejército a los cuatro
soldados caídos el 18 de mayo de 1972. El general Aguerre y el ministro
Fernández Huidobro se molestaron.
Cómo se llegó a esa especie de sainete que
se inició con una orden del comandante de División de Ejército I –convocando a
todas las unidades militares de Montevideo a concentrarse en el cantero central
de avenida Italia para homenajear a los cuatro soldados caídos el 18 de mayo de
1972– y que terminó con una desautorización al comandante del Ejército y al
ministro de Defensa Nacional, es algo todavía inexplicable para muchos
referentes del Frente Amplio –dirigentes, candidatos, parlamentarios– que a lo
largo de la semana pasaron de la sorpresa o el estupor a la toma de posiciones.
La revocación parcial del homenaje, por
parte del presidente José Mujica, provocó el malestar del ministro Eleuterio
Fernández Huidobro y del general Pedro Aguerre, que se sintieron
desautorizados, pero difícilmente atenúe el impacto en las Fuerzas Armadas de
una iniciativa considerada como un cambio sustancial en el relacionamiento del
gobierno con los militares y cuyas intenciones resultan todavía inescrutables.
"Es una maniobra perfecta. Sus consecuencias serán desastrosas, creará
confusión en los cuarteles, ya sea que se concrete el homenaje como que se
suspenda. Me imagino el tenor de las conversaciones en los casinos de
oficiales", aseguró a Brecha un experto del gobierno en asuntos militares.
La opinión fue vertida antes de que se conociera la vuelta de tuerca de última
hora del presidente Mujica, quizás influenciado por las reacciones en el Frente
Amplio, muchas coincidentes con una tajante declaración de la organización
Madres y Familiares de Detenidos Desaparecidos, que tempranamente –mientras
otros dudaban y especulaban– alertó sobre la inaceptable injerencia del
Ejército en asuntos políticos, patrocinada por el propio ministro de Defensa.
GESTACIÓN. La intención del ministro Fernández
Huidobro de modificar las políticas impulsadas por Tabaré Vázquez primero
(eliminación del Día de los Caídos en Defensa de las Instituciones
Democráticas) y José Mujica después (elección del 24 de mayo como Día del
Soldado Caído en Acto de Servicio) para desactivar las celebraciones que
algunos oficiales retirados realizaban en ostensible reivindicación de la
dictadura, quedó admitida de alguna manera el pasado 14 de abril con una orden
ministerial por la cual, en todas las unidades militares, se leyó una proclama
en la que se homenajeó a "todos los caídos del 14 de abril de 1972".
Al englobar a todos, militantes de uno y otro bando, el Ejército homenajeaba a
los ocho guerrilleros muertos ese día, pero también a los policías y civiles
del Escuadrón de la
Muerte. Para muchos fue un paso más en la consolidación de la
política de los dos demonios que el ex guerrillero y hoy ministro parece
prohijar.
Ahora, en la inminencia de un nuevo 18 de
mayo –que recuerda el día de 1972 en que cuatro soldados que hacían guardia en
el domicilio del comandante del Ejército murieron en un combate con tupamaros–
el ministro autorizó un homenaje masivo del Ejército. Hasta ahora, los
homenajes a los cuatro soldados en avenida Italia y Abacú, donde se levanta un
monolito recordatorio, eran organizados por los centros de militares retirados,
aunque en ocasiones, como en 2011, participaban mandos en actividad. Según el
relato de varios legisladores frenteamplistas que prefirieron mantener el
anonimato, el general Pedro Aguerre le planteó al ministro Fernández Huidobro
su preocupación por el acto que organizaban los clubes militares para hoy
viernes. Aguerre, en cuyo comando general del Ejército autorizó que se
instalara una oficina de oficiales retirados, manejaba la versión de que los
discursos de los "ultras" retirados iban a ser particularmente
radicales y que iban a atacarlo a él personalmente. Propuso, como estrategia de
unificación de militares en actividad y en retiro, que el Ejército asumiera por
primera vez la organización del acto, dándole un carácter institucional que
limitaría el margen de maniobra política de los retirados. En la versión 2012
del 18 de mayo habría un solo discurso, que sería pronunciado por el propio
comandante del Ejército. Las versiones dicen que el ministro dio el visto bueno
al plan, aunque otros intuyen que es autor del mismo en buena medida.
PARTO. Para el viernes 11 todas las unidades
militares de Montevideo que componen la División de Ejército I habían sido debidamente
notificadas de la orden emitida por el comandante en jefe y avalada por el
ministro de Defensa para el acto del viernes 18. El comandante de la División , general Sergio
D'Oliveira, había firmado un detallado documento titulado Orden de Operaciones,
que no dejaba nada al azar: "Organización de la fuerza de desfile: A)
Efectivos participantes. 1. Totalidad del personal superior y subalterno
disponible. I) Situación. A) El próximo 18 de mayo se cumplen 40 años del día
en que fueron asesinados cuatro soldados que cumplían con su deber de custodios
del orden y la seguridad, en el marco de la ley. II) Misión. A) Participar el
18 de mayo de 2012 en un acto de homenaje a los cuatro soldados caídos el 18 de
mayo al pie del monolito recordatorio del hecho, existente sobre el cantero
central de avenida Italia a la esquina de Abacú. III) Ejecución. A) Idea de
maniobra. 1. Concentrar la totalidad de personal superior y subalterno de la Guarnición Montevideo
sobre el cantero central de avenida Italia a la altura de la calle Abacú, en
torno al monolito que recuerda a los cuatro soldados caídos en el cumplimiento
del deber", y así hasta el parágrafo G. Entre otras cosas, se detallan las
brigadas que deben participar; se ordena concurrir de uniforme; se define que
el personal deberá utilizar el transporte colectivo o los vehículos
particulares; se establecen las calles laterales donde se deberá estacionar, y
se prohíbe ascender o descender en avenida Italia de modo de no entorpecer el
tránsito; se elabora un plan de evacuación, se determinan los puestos de
socorro móviles; se autoriza a utilizar la red de radio administrativa y
operativa del Ejército; y se establece que la seguridad será brindada por los
propios participantes.
Los oficiales del Comando del Ejército
encargados de la comunicación estimaban que podían concurrir unas mil personas,
entre oficiales y personal subalterno; pero fuentes del Ministerio calculaban
una presencia de 1.700 efectivos apiñados en el cantero central de avenida
Italia. Las mismas fuentes confirmaron que en el "acto unificado",
centrado en un minuto de silencio, con el correspondiente toque de silencio,
sólo haría uso de la palabra el general Aguerre. Brecha intentó conversar con
el comandante para conocer el tono y el espíritu del discurso, pero no fue
posible. En cambio, oficiales cercanos al comandante adelantaron que sería un
discurso "de consenso, de respeto a la Constitución , a las
autoridades, a los mandos, y con mensajes a la interna del Ejército".
A comienzos de semana, la difusión por
distintas vías de la orden de operaciones firmada por el general D'Oliveira
había generado preocupación entre los dirigentes frenteamplistas. Para muchos
implicaba un sustancial cambio de la política gubernamental hacia las Fuerzas
Armadas. La Asociación
de Madres y Familiares de Detenidos Desaparecidos se pronunció el lunes 14,
sorprendiendo y alertando a muchos políticos. El comunicado afirma que la orden
de Aguerre "constituye una injerencia indebida e inadmisible de las
Fuerzas Armadas en la vida política de nuestro país". Agrega que
"estamos viviendo una escalada en la cual se convoca a las Fuerzas Armadas
a asumir funciones que no le son propias en un régimen democrático".
Hasta el miércoles 16, ninguno de los
consultados por Brecha (los senadores Lucía Topolansky, Constanza Moreira,
Rafael Michelini, Luis Rosadilla, Carlos Baraibar, Eduardo Lorier y los
diputados Yerú Pardiñas, José Bayardi, Luis Puig y Doreen Ibarra) había sido
informado de la iniciativa impulsada por el ministro Fernández Huidobro;
desconocían los fundamentos del cambio de política. El lunes 14, cuando el
comunicado de Familiares circulaba por todos los despachos de los legisladores,
el ministro Fernández Huidobro asistía a la Comisión de Defensa del Senado para informar
sobre el pase a retiro del comandante de la Armada , Alberto Caramés, pero el tema del
homenaje del 18 de mayo no fue abordado, ni oficial ni extraoficialmente. El
martes 15, el ministro volvió al Parlamento y concurrió a la Comisión de Defensa de
Diputados, convocado para explicar el alcance de los dichos de la senadora
Topolansky sobre la necesidad de que los militares fueran fieles al proyecto
político del Frente Amplio. En la comisión, Fernández Huidobro enjuició
severamente a Topolansky cuyas afirmaciones, en opinión del ministro, eran
"antidemocráticas" y "aterradoras". "Me aterrorizaría
vivir en un país donde las Fuerzas Armadas son de una opinión fanática,
ideologizada y de pertenencia a un solo partido", dijo. Voceros de
Familiares comentaron a Brecha que tales calificativos "podrían
perfectamente aplicarse a su proyecto de politizar a las Fuerzas Armadas,
convertirlas a ellas en otro partido político, levantando una bandera insignia
de la dictadura".
Las diferencias entre el ministro y los
familiares de desaparecidos quedaron expuestas ese martes cuando, a
requerimiento de los periodistas, Fernández Huidobro sostuvo: "Los
militares tienen todo el derecho a honrar a sus caídos, son cuatro soldados
caídos. Tenemos que acostumbrarnos a respetar a los demás. No hay dolores de
primera, ni de segunda, como no hay muertos de primera y de segunda". El
ministro recordó que los comandantes habían participado del homenaje a María Claudia
García de Gelman, dispuesto por la Corte Interamericana
de Derechos Humanos.
Para entonces un alto funcionario del
gobierno de Tabaré Vázquez aventuró una explicación sobre las motivaciones del
ministro y el comandante: "Quizás el comandante intente una manera de
eliminar la controversia (con los retirados) opinando que los cuatro soldados
estaban cumpliendo una misión, y fracasaron". El supuesto de que la
institucionalización del homenaje a los cuatro soldados tiene por objeto
silenciar "a los gorilas de los clubes de retirados militares" ganaba
adeptos a medida que el acto masivo parecía inevitable.
ABORTO. El miércoles 16 asomaron las
primeras reacciones. Mientras el senador Michelini consideraba que la orden era
"un desastre" y el senador Lorier interpretaba que se trataba de un
"contrabando electoral", el PIT-CNT emitía una declaración de apoyo a
Familiares, y coincidía en que "es un claro retroceso de las normas de
conducta asumidas en el pasado por la fuerza política de gobierno". La
secretaría de Derechos Humanos de la central subrayó una "incoherencia:
por un lado se ataca a un magistrado por haber estado cerca un 20 de mayo en la Marcha del Silencio,
mientras que por otro, se avala y ponen medios materiales para que efectivos de
las Fuerzas Armadas participen de una actividad de este tipo, que constituye
una injerencia indebida e inadmisible de las Fuerzas Armadas en la vida
política de nuestro país".
Finalmente, la senadora Constanza Moreira
elevó una dura carta al Secretariado del FA expresando su "profundo
malestar" por la decisión del ministro. Moreira fundamentó que la orden de
convocatoria a todo el personal militar "no despolitiza el acto, sino que
lo repolitiza en un sentido que es por lo menos ambiguo para el conjunto de la
izquierda, y que claramente violenta la sensibilidad de las organizaciones que
defienden los derechos humanos en el país". Afirmó también: "No
creemos que sea una buena señal para los militares de las nuevas generaciones
reforzar una y otra vez su solidaridad con las Fuerzas Armadas del
pasado". La carta termina señalando que la medida impulsada es un profundo
error político, alejado del espíritu del programa del FA.
Redactada el miércoles, la carta fue
"retirada" el jueves cuando se conoció la "desautorización
parcial" del presidente Mujica. Al cierre de esta edición circulaban
diferentes versiones sobre el catalizador de la marcha atrás del presidente.
Por un lado se señalaba que el entorno de Tabaré Vázquez no ocultaba su
discrepancia con el acto y concluía que el episodio "consolida la teoría
de los dos demonios". Por otro lado trascendía que las posturas firmes de
Familiares y del PIT-CNT habían promovido una tensa discusión entre el
presidente y uno de sus más estrechos colaboradores.
Lo cierto es que en la tarde del miércoles
el presidente declaraba a Búsqueda que "es más inteligente que hable
Aguerre el 18 de mayo en lugar de los retirados", reiterando el argumento
que justificaba la medida. Pero en la noche tomaba el teléfono para informarle
a Fernández Huidobro que él, en su condición de comandante supremo de las
Fuerzas Armadas "suspendía la orden de que militares en actividad
participaran uniformados en el homenaje a los cuatro soldados". En su
lugar, Mujica ordenaba que la asistencia al acto fuera "voluntaria y de
civil". Fernández Huidobro le comunicó las novedades al general Aguerre,
quien no ocultó su desagrado porque la marcha atrás "lo desautoriza ante
la tropa".
Se instalaba así otra minicrisis, que se
sumaba al tsunami que condicionó la semana, criminalidad, intentos de sobornos
y marinos indagados, por más que la decisión presidencial fue calificada
piadosamente de "salomónica". n
La opinión de los candidatos del FA
Betania Núñez
en una primera instancia, los cuatro
candidatos a la presidencia del Frente Amplio declinaron comentar la orden
militar de homenajear a los cuatro soldados, sorprendidos como la mayoría de
los dirigentes frenteamplistas. Finalmente, accedieron a formular
declaraciones.
La senadora socialista Mónica Xavier
enfatizó su deseo de que el acto no ahonde las diferencias: "No conozco
los fundamentos del cambio de orden de Mujica. Las definiciones del propio
gobierno han ido y venido. Desde mi óptica, de hacerse el acto, lo único que
puedo reclamar es que esa proclama reconozca la necesidad del camino hacia la
verdad y la justicia para la reconstrucción de la memoria".
El comunista Juan Castillo discrepó con la
iniciativa: "No creo que sea una resolución que contribuya a democratizar
las Fuerzas Armadas. Hubo declaraciones de Lucía Topolansky en el sentido de
ideologizar a las Fuerzas Armadas y fue el mismo Huidobro el que dijo que esas
declaraciones no eran justas. Con esto, toma la misma actitud".
Para el senador del MPP Ernesto Agazzi hay
un cambio sustancial positivo: "Este es un acto donde en realidad el que
va a hablar es el Ejército; hasta ahora era un acto de los retirados. Voy a
esperar a ver qué es lo que dice el comandante, porque en principio me parece
que es preferible que hable el Estado, las Fuerzas Armadas alineadas, y no que
hablen los ex gorilas. A mí me interesa de acá para adelante cómo se usa eso.
En general yo no estoy mirando mucho para atrás, me interesa el Uruguay de acá
para adelante. No estoy para cobrar cuentas, eso no me interesa".
El senador de la Vertiente Artiguista
Enrique Rubio envió desde Paysandú una opinión escueta pero contundente:
"Estoy en un cien por ciento de acuerdo con lo expresado por Familiares de
Detenidos Desaparecidos".
Fuente: BRECHA
No hay comentarios:
Publicar un comentario