Reivindicar a los que luchan
Hace 40 años, un día como hoy fueron
destituidos 53 trabajadores de la fábrica Textil Campomar, en Juan
Lacaze- Colonia, por acatar la huelga general, resuelta en el
Congreso Obrero Textil integrante de la (CNT)
18 de julio de 1973, a casi un mes del
golpe de estado, llegaron 53 telegramas colacionados al pueblo de
Juan Lacaze, algo inusitado para un pueblo de 8000 habitantes en
aquella década.
El comunicado rezaba: “despedido por
notoria mala conducta” y estaba dirigido a los 53 obreros que
fueron cabeza en la resistencia al golpe.
1700 trabajadores laboraban en la
fábrica.
Campomar & Soulas, fue una de las
textiles más importantes del interior del país, y fue uno de los
primeros centros fabriles ocupados que acataron la huelga general
decretada por la central obrera (CNT).
Quedó como ejemplo de disciplina
sindical, dignidad y lucha sostenida, llevada adelante por mujeres
en su mayoría y jóvenes hombres. Ante ese atropello se vieron
obligados a buscar refugio en Argentina, porque los integraron a las
llamadas “listas negras” o categoría C, no pudiendo obtener
trabajos, siendo perseguidos por luchadores.
Jamás cobraron sus despidos, 40 años
llevan luchando en soledad.
Hoy quedan muy pocos de aquellos 53
sacrificados obreros, veintitrés han muerto sin el reconocimiento
de sus derechos y los pocos que aún viven, siguen realizando
gestiones en los distintos gobiernos de turno sin ninguna solución.
Para poder escapar a las detenciones
inminentes, casi la mayoría de ellos tuvieron que vender -nos contó
Roberto-; la heladera, la cama, los muebles para obtener dinero para
los pasajes y sobrevivir.
Hace 4 años atrás se les había
realizado un homenaje con entrega de un pergamino y la instalación
de una placa recordatoria en la ex fábrica, a los 53 obreros
heroicos como se les llama en el pueblo.
Esta mañana con lluvia e intenso frío
polar, (como el 18 de julio del año 2009) partimos rumbo nuevamente
a Juan Lacaze; un nuevo acto… una nueva esperanza.
Los más entrados en edad llegaron
temprano a la junta de la alcaldía donde se realizaría una mesa
redonda -que no fue tal- organizada por la intersindical.
Richar Read, y Lazo (integrantes del
secretariado del PIT-CNT), fueron invitados por los trabajadores
papeleros a la jornada programada para las 11 horas. Además en la
mesa participó Karen representando al plenario Intersindical de
Juan Lacaze que leyó un documento con fuertes críticas al espectro
político en general y el otro orador lo fue Robert, destituido de
Campomar.
La fuerte referencia en la oratoria a
través de Karen, fue referida a la falta de compromiso y ética por
parte de actores y dirigentes de izquierda y sindicales, cuyo
discurso no pasó por alto, terminando con un cerrado aplauso de los
concurrentes; 80 en total.
En una de sus líneas del documento,
dijo: “si aceptamos que por mala conducta se despide a un
trabajador y después lo dejamos a la vera del camino, estamos
liquidando los sindicatos”
Después no se les puede pedir
disciplina, sacrificio y compromiso ni que acaten las medidas. El
movimiento sindical tiene una deuda con estos trabajadores.
Como se puede hablar de la heroica
huelga general si no hacemos nada por ellos. La ausencia de ideología
en alguna gente significa defender el olvido.
La mal llamada ley reparatoria no
reparó en nada a estos obreros.
Le siguió en la palabra Robert que por
ser el más joven de aquel grupo resistente al golpe, expresó el
cansancio y la impotencia de la lucha emprendida durante todos estos
años y del desamparo constante. En un gesto que acompañó con lo
dicho, extendió su mano a los invitados integrantes de la central,
diciendo que “a partir de ahora les pasaba la posta”, para que
la central asumiera el compromiso de esta lucha y ambos devolvieron
el gesto. Luego le tocó el turno al dirigente de la bebida Richard
Read, acostumbrado a grandes oratorias y con su voz cascada fue el
que se paró para hablar, con micrófono en mano. Es una vergüenza
todo esto que sigue pasando con ustedes, y con otros más también.
Habló de los valores que se fueron perdiendo en esta sociedad, las
cosas más básicas de convivencia. Lo llamativo de su discurso fue
qué, propuso como idea, no a título representativo de la central,
sino personal y como dirigente del gremio de la bebida a quien
lidera, que “no acostumbraba a golpear puertas primero” sino
movilizarse como punto de partida. Que dentro de sus posibilidades si
se puede hacer una movida hacia la capital con todos ustedes;
“acompañaría y sería un honor para él”.
Luego se remontó hacia el papel de la
central obrera y fue allí que lo llevó al presente
una mujer que ronda en sus 83 años y
una combativa sindicalista de su gremio textil de aquel entonces,
que le salió al cruce al actual dirigente de la bebida increpándolo
con esta frase: “¿por qué no hizo nada la central por nosotros?
-yo creo que sí hará.
- seguiremos esperando entonces, dijo
con un gesto de incredulidad.
El cierre de la jornada terminó como
siempre, esperar tan sólo esperar. El reloj marcaba las 13 horas y
la cartelera de fotos de la época, reposaba sobre una pared del
lugar.
Martha Passeggi
reportera-gráfica. 2013.
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