El fantasma de la fuga
de BRECHA Digital
El fantasma de la fuga
ESCRITO POR: WALTER PERNAS
JUSTICIA. FOTO: EDUARDO IRAZABAL
El caso del general Pedro Barneix
Así como sucedió, en los hechos, con los represores que
se escaparon de la justicia uruguaya: Manuel Cordero, Jorge Tróccoli y Miguel
Sofía, el temor de que haya un nuevo prófugo se cierne en los corredores del
sistema judicial, en momentos decisivos de un proceso dilatado hasta el
extremo.
En los días previos a que la jueza Beatriz Larrieu se
pronuncie sobre si el general Pedro Barneix debe o no ser encarcelado por el
asesinato en 1974 del comerciante Aldo Perrini, deambula por los pasillos del
sistema judicial el “fantasma de la fuga”, un “temor” o un “foco de atención”
sobre la eventualidad de un nuevo escape hacia otro país por parte de un
indagado –en este caso un militar en actividad– sobre el que pesa un pedido de
procesamiento por graves violaciones a los derechos humanos.
“Ya se fugaron varios que estaban en las mismas
circunstancias, por supuesto que es una posibilidad que debe tenernos a todos
en alerta”, dijo una magistrada ante una pregunta puntual de Brecha. Por su
parte, uno de sus colegas señaló que “en estos casos, esa posibilidad siempre
está latente”. Este ha sido tema de conversación en distintas oficinas, tanto
del Poder Judicial como del Ministerio Público, pero no se ha adoptado medida
alguna que busque impedir el eventual acto de elusión a la justicia.
Para dictar un cierre de fronteras –que sea efectivo es
otro tema– se debe contar con “indicios mayores” que la simple sospecha de que
se puede escapar, sostuvo por su parte un miembro del sistema judicial, sin
desconocer que Barneix en otras oportunidades ha dilatado su presencia en la
sede judicial argumentando estar enfermo, y se ha beneficiado luego por la
extensión de los plazos que supone la presentación de los recursos que formuló
su defensa: “Pudieron ser chicanas, pero se hizo dentro de lo permitido por el
proceso”, apuntó.
Ahora la fiscal Ana María Tellechea ha reiterado el
pedido de procesamiento contra Barneix, pero cambió la figura penal de
“homicidio político” por la de “homicidio muy especialmente agravado”.
El homicidio político es un delito contenido en la ley
de crímenes de lesa humanidad aprobada en 2006, que la Suprema Corte de
Justicia (scj) considera inaplicable para estos casos vinculados a los años
setenta y ochenta al entender que la norma no puede aplicarse con
retroactividad a su entrada en vigencia. Por esa razón, y para no demorar más
el proceso –a pesar de estar en contra del fallo de la corporación y esgrimirlo
en sus presentaciones jurídicas–, la magistrada decidió realizar la
modificación y optó por una figura que se encuentra en el Código Penal y cuya
pena máxima (30 años de penitenciaría) no varía con respecto a la esgrimida en
su solicitud de procesamiento anterior.
También le atribuye el delito de homicidio muy
especialmente agravado al coronel retirado José Puigvert. El otro indagado en
este proceso era el coronel retirado José Baudean, para quien la Fiscalía también había
pedido procesamiento, pero la dilatación del proceso, con su última arremetida
en junio del año pasado –como consecuencia de la presentación de recursos de
inconstitucionalidad contra la ley de crímenes de lesa humanidad y la que
declaró imprescriptibles los crímenes cometidos bajo terrorismo de Estado–,
determinó que este militar encontrara la muerte antes que el fallo judicial.
Murió el 5 de setiembre de 2012.
La jueza Larrieu aún no ha citado a Barneix ni a
Puigvert a la audiencia en la que dará a conocer su fallo, pero es posible que
–en función de que la magistrada se encontrará la semana próxima atendiendo los
casos penales de turno– la instancia tenga lugar pasada la feria judicial
menor, que terminará el 15 de julio.
Estas son las semanas en las que Barneix podrá decidir
cuál será su próxima movida. Antes fueron los certificados de enfermedad, las
recusaciones contra la jueza Mariana Mota –la predecesora de Larrieu, que fuera
trasladada a un juzgado civil en cuestionada decisión de la scj– y los recursos
que, por razones procesales, frenaron el fallo de primera instancia. Ahora se
verá...
A pesar de ciertos matices, todos los integrantes del
sistema judicial consultados por Brecha coincidieron en que “nadie” avisa
cuando se va a escapar, y que Uruguay cuenta con “precedentes” a tener en
cuenta.
En 2006 el coronel retirado Manuel Cordero huyó hacia
Brasil cuando se lo indagaba por diversos graves crímenes contra los derechos
humanos cometidos en los años setenta. Luego de varios años de controversias de
jurisdicción y solicitudes de extradición –la justicia brasileña denegó el
pedido de su par uruguaya–, el militar retirado está siendo juzgado en
Argentina en la megacausa denominada Plan Cóndor.
El capitán de navío retirado Jorge Tróccoli se fugó en 2007 a Italia cuando estaba
a punto de ser procesado en Uruguay por delitos vinculados al traslado
clandestino de personas que resultaron desaparecidas durante la dictadura.
Desinteligencias diplomáticas impidieron que el pedido de extradición prosperara,
y el militar goza de libertad luego de que un tribunal italiano concluyera que
no había suficiente prueba para enjuiciarlo en aquel país.
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