El país|Lunes,
3 de septiembre de 2012
El jefe del Estado Mayor Conjunto objetó que se señalizara
el rol de la Escuela
Francesa
La placa que disgustó al
brigadier
En el Centro Educativo de las Fuerzas
Armadas fue tapada una placa que recordaba que militares franceses instruyeron
a oficiales argentinos en el uso de torturas y secuestros. Puricelli le envió a
Chevalier un informe de Derechos Humanos sobre la Escuela Francesa.
Por Diego Martínez
“Injuriosa e
insultante placa”, consideró una revista militar.
El brigadier general Jorge Alberto
Chevalier profundiza en estos días sus conocimientos acerca del rol de los
instructores franceses en la formación recibida por militares argentinos sobre
la tortura como método para arrancar información o los asesinatos clandestinos
para borrar huellas. A más de medio siglo de las primeras conferencias sobre la
doctrina de la guerra contrarrevolucionaria en la Escuela Superior
de Guerra, el jefe del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas objetó el
contenido de una placa instalada en el hall de entrada del flamante Centro
Educativo de las Fuerzas Armadas (CEFA) para recordar que cientos de oficiales
argentinos se formaron en esas aulas en las “prácticas genocidas” que aplicaron
durante la última dictadura. El ministro de Defensa, Arturo Puricelli, le dejó pasar
a su subordinado que cubriera la placa con un paño negro y después con un
bronce, pero encomendó a la Dirección Nacional de Derechos Humanos y Derecho
Humanitario un informe sobre la “Escuela Francesa” y luego se lo entregó a
Chevalier, quien ahora debe decidir entre fundamentar su objeción por escrito o
limitarse a descubrir la placa en silencio.
La periodista Marie-Monique Robin, autora del
libro y del documental Escuadrones de la Muerte. La Escuela Francesa, publicó que ya en
1957 los coroneles Patrice de Naurois y Pierre Badie fueron reclutados por el
Estado Mayor para difundir la doctrina de la guerra contrarrevolucionaria. Dos
años después, el general Robert Bentresque se instaló en Buenos Aires para
trabajar como docente en la ESG
de avenida Luis María Campos. “Traté de explicarles esta guerra subversiva,
esta guerra desde abajo, diciéndoles que el enemigo a veces puede ser ese
muchacho con el que tomamos whisky”, recordó ante Robin. El libro incluye fotos
de militares franceses con el dictador Pedro Eugenio Aramburu en Casa Rosada en
tiempos de la batalla de Argel, que durante años se presentó como modelo a
imitar en la “lucha antisubversiva”, o del cardenal Antonio Caggiano
inaugurando junto al presidente Arturo Frondizi un curso interamericano de
guerra contrarrevolucionaria. La influencia de la Escuela Francesa
sobre los militares argentinos consta en publicaciones oficiales, fue
mencionada por periodistas y académicos, y admitida en entrevistas filmadas con
Robin por iconos del terrorismo estatal del Cono Sur, como los generales Ramón
Díaz Bessone y Albano Harguindeguy, o el ex jefe de la DINA chilena Manuel
Contreras.
La idea de recordar el rol de los militares
franceses sobre sus pares argentinos, a quienes enseñaron la división del
territorio en zonas y áreas o la reeducación de prisioneros para usarlos como
agentes propios, surgió de funcionarios de Defensa durante una recorrida por la ESG , donde se imponen las
placas de los Familiares y Amigos de Muertos por la Subversión (Famus). “En
la parte antigua del edificio hay placas de distintas etapas de la historia. En
el marco de la política del gobierno sobre la memoria, de no sacar cosas de las
paredes salvo que sean delictivas, de no borrar la historia sino contarla toda,
surgió la idea de mencionar a la Escuela Francesa ”, explicó a Página/12 el
profesor Carlos Pérez Razzetti, subsecretario de Formación del Ministerio de
Defensa. La tarea fue encargada a la Dirección de Derechos Humanos, a cargo de Stella
Segado.
“En este lugar funcionó la Escuela Superior
de Guerra del Ejército Argentino”, recuerda la placa, que se instaló en
silencio a principios de junio. “Las aulas de este edificio fueron testigos de
la formación impartida a los oficiales jefe y oficiales superiores del Ejército
en las técnicas de la denominada ‘Escuela Francesa’, en las que el secuestro,
la tortura y la desaparición conformaron la columna vertebral de las prácticas
genocidas amparadas en la doctrina de la ‘Seguridad Nacional’ impuesta por el
terrorismo de Estado que sufrió la
Argentina durante la última dictadura cívico-militar, entre
el 24 de marzo de 1976 y el 10 de diciembre de 1983” , explica.
El CEFA, para el que el Estado construyó un
nuevo edificio detrás de la ESG ,
se inauguró el 6 de junio. “Tiene como origen el aprendizaje obtenido en la Guerra de Malvinas y quiere
simbolizar una nueva operativa de las fuerzas”, explicó la presidenta Cristina
Fernández, que encabezó ese día el acto de ascenso post mortem del teniente de
fragata Jorge Alberto Devoto, desaparecido del edificio Libertad en 1977,
cuando fue a averiguar el paradero de su suegro. Después del acto, Puricelli se
trasladó a Luis María Campos 480 y recorrió los edificios del CEFA, que depende
del Estado Mayor Conjunto, a cargo de Chevalier. El contenido de la placa, que
ya estaba instalada, no se difundió oficialmente.
“Injuriosa e insultante placa”, renegó días
después la revista Tiempo Militar. Sus seguidores cuestionaron la hombría de
Chevalier y uno propuso “romper la placa a mazazos”. El coronel retirado Jorge
Augusto Cardoso, que en 1976 fue comisionado al Tercer Cuerpo de Ejército, más
precisamente a la policía de Córdoba, la consideró “un infame e injustificado
agravio” y reclamó desde una carta de lectores que se fundamente su contenido o
se exija un desagravio a sus autores. Cardoso informa en su blog que se dedica
“a la cátedra universitaria, la capacitación docente y empresarial”, admite que
es “sustantivamente un soldado” y nada dice sobre su actuación durante la
dictadura.
En ese contexto, con Puricelli de viaje por
China, fue que alguien cubrió con un paño negro la placa en el CEFA. En la
práctica nadie se hizo cargo de la decisión. “La orden de descubrir la placa y
la orden de taparla se dieron desde Defensa. Fue una orden verbal que recibió
el director del CEFA, contraalmirante (José María) Martín, y el motivo habría
que preguntárselo a Defensa, no hay documentación respaldatoria”, dijo un
vocero del EMGC ante la consulta de Página/12.
Desde Defensa aseguran que nadie ordenó
taparla. “El Estado Mayor Conjunto le planteó al ministro dudas sobre los
hechos históricos que se mencionaban”, explica Pérez Razzetti. “‘Hay gente que
dice que no fue así, que esos instructores no estuvieron en la ESG ’, le dijeron. El ministro
pudo haber dicho ‘es una orden y basta’, pero en lugar de imponer su autoridad
prefirió que se imponga la autoridad de la historia, pidió que se haga una
investigación y que se le envíe a Chevalier. Me parece una manera respetuosa de
trabajar en conjunto”, destacó el subsecretario de Formación. El informe lo
armó la Dirección
de Derechos Humanos e incluye programas de estudio y bibliografía sobre la
doctrina que los franceses aplicaron en Indochina y Argel y los argentinos en
su territorio. El próximo paso corresponde al brigadier Chevalier.
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