jueves, 25 de abril de 2013

Sueños Herejes por Jorge Zabalza. en Memoria de Raúl Sendic ( 28-04-2013)


                                                                                                                                        En memoria de Raúl Sendic (28-04-2013)   
                                     SUEÑOS HEREJES              
Cuenta  el Flaco Beletti que a fines de los ’50 encontró a Raúl Sendic repartiendo unos pequeños volantes en un acto electoral del Partido Socialista. Estaban escritos a mano e interrogaban  imperativamente a quienes los recibían:  “¿Diga si los trabajadores en la URSS participan en la determinación de su salario?”.
Las contradicciones  que agitaban el experimento soviético no estaban a la vista, por el contrario, las velaban un sinfín de complejidades culturales, políticas y hasta socio-sicológicas. Para explorar mares tan procelosos,  Raúl Sendic utilizó como brújula la forma de fijar el monto de los salarios en la URSS. La anécdota sirve para revelar los caminos que transitaba el pensamiento de Raúl, un estudioso de  los clásicos del marxismo y profundamente comprometido con la emancipación de los asalariados.
El capitalismo transforma al trabajador en un objeto que se compra en el mercado laboral al menor precio posible. No tiene en cuenta sus necesidades vitales y culturales, lo considera una simple cifra de la ecuación económica, le hace perder la naturaleza humana y lo convierte  en instrumento que sólo sirve para generar  ganancias. En el acto de fijar el precio de la fuerza de trabajo alcanza su máxima intensidad la alienación;  hasta el propio individuo forzado a venderse actúa como si se considerara  un objeto.
De ahí que la preguntita del volante casero no tuviera nada de inocente. Entrañaba una crítica muy seria al Partido Comunista de la URSS y al Estado soviético. Por más que el primero se autodenominara representante de los intereses de la clase obrera y el segundo cubriera todas las necesidades terrenales de la población  (alimentación, trabajo, vivienda, educación y salud), los trabajadores no participaban en la determinación de su salario y, en consecuencia, seguían siendo considerados una cosa, una cifra en el plan de producción. .
A pesar de este  hecho innegable, quienes en Uruguay se encargaban de hacer apología, sostenían que en la URSS se había avanzado hasta casi tocar el comunismo con la punta de los dedos. En los ’90 estos feligreses fueron sorprendidos  por el derrumbe de la iglesia y recién entonces, rotos los cordones umbilicales  y para explicarse las causas del desastre, se vieron obligados a pensar por sí mismos. En cambio Raúl Sendic, que jamás se dejó encadenar a dogmas y versos oficiales y que siempre fue capaz de percibir lo esencial con su ojo crítico, ya antes de lo ’60  había comprendido que en la URSS las “armas melladas”  estaban empujando hacia la restauración del capitalismo. Raúl percibió que el hecho sustancial consistía en que,  por debajo de las versiones y los números “oficiales”,  los asalariados soviéticos estaban tan lejos de su emancipación como antes de  octubre de 1917, mientras que él entendía que los asalariados eran lo suficientemente adultos como para hacerse cargo de la resolución de sus propios asuntos y determinar por sí mismos el monto de sus propios ingresos en función de sus necesidades y las de la comunidad. Y sabía que ésa era la senda de la emancipación social. Como Ernesto Ché Guevara creía que la revolución era esencialmente un fenómeno de consciencia.
El salario, un motivo para laburar.    
En la antigüedad se utilizaron argumentos más que contundentes para persuadir a los esclavos que trabajaran hasta el fin de sus días. En el medioevo los siervos también supieron de la fuerza bruta de los señores.  Debieron sucederse varias revoluciones para descubrir que el mejor negocio  era colocar la gente en condiciones que los forzaran a venderse por un salario. Desde entonces la necesidad de ganarlo para consumir, despierta al trabajador cada mañana y lo impulsa a correr para marcar tarjeta en hora.
Aún con los asalariados constreñidos a venderse,  los dueños de todo debieron tejer una complicada y gigantesca urdimbre de instituciones destinada a lograr el consentimiento pacífico de los sometidos a trabajo forzado. La superestructura ideológica inserta en cada persona el microchip de los valores éticos, morales y culturales  que necesita la reproducción del capital, tal es el sentido último de la democracia burguesa, principal escenario de la tramoya que maquilla la ferocidad del sistema y aliena las consciencias. Sin embargo, dado el carácter social de la producción, los asalariados no pueden ignorar que son una clase sometida a explotación, su consciencia se debate entre gruesas contradicciones pero,  al mismo tiempo que viven en la alienación, saben de las consecuencias reales del  sistema capitalista. Sólo les queda por dar el paso siguiente y descubrir la necesidad de tirar abajo el sistema infame.
Se supone que en el comunismo habrá desaparecido el dominio opresivo de una clase y que trabajar no se sentirá como la maldición de dios o un sacrificio necesario, fenómeno que plantea el problema fundamental y decisivo de cómo impulsar a trabajar y producir sin estímulos materiales. Sin temor a decir un disparate demasiado grande, cabe pensar que el ritmo de la transición al socialismo, estará pautado por la medida en que los estímulos morales y políticos vayan sustituyendo al salario. Los alienados se irán despojando de sus egoísmos, del afán de lucro y del espíritu de competencia, a la par que incorporarán los valores éticos y morales que motivan a trabajar concientemente en beneficio de la comunidad.  Uno imagina que las mujeres y hombres del comunismo  trabajarán a pura conciencia, que los impulsará la cultura de la revolución social. 
La lucha revolucionaria ya era un inicio en ese camino. El espíritu insurrecto de los revolucionarios fue crisol de nuevos valores, de entrega generosa y  desprendimiento total de lo material. Hubo mujeres y hombres que alcanzaron el estadio más elevado de la conciencia social, un proceso maravilloso que en el experimento soviético fue abortado por el surgimiento de la “nueva clase” que parasitó el Estado. Pasaron a vivir del trabajo ajeno como antes hacía la clase propietaria e hicieron  prevalecer sus intereses de casta sobre los del pueblo asalariado.
La epidermis revolucionaria de Raúl Sendic fue alérgica a esa imagen de sociedad adocenada, cuya vida política se reducía a obedecer las “líneas” bajadas desde el vértice partidario.  En todos sus escritos se trasunta la apuesta a la conformación de un sujeto político masivo, integrado por mujeres y hombres erguidos, insurrectos, altamente ideologizados, que han decidido individualmente transitar hacia  el socialismo y no necesitan estímulos materiales ni empujones para aportar generosamente su esfuerzo a la comunidad.  Quizás el tránsito al socialismo haya que verlo como un proceso de transformación del espíritu de cada uno de los constructores de la nueva sociedad, una práctica colectiva que va creando en cada individuo nuevas formas de relacionarse con los demás. Mujeres y hombres que asumen su responsabiliad individual frente a la comunidad, se vuelven capaces de conducir por sí mismos el proceso revolucionario y desarrollan al máximo su potencial intelectual, todos trabajadores, poetas y filósofos, todos artistas y científicos, pensadores y creadores al mismo tiempo. Esta visión de la sociedad es una conclusión de la crítica a los resultados de los experimentos revolucionarios del siglo XX, donde se condenó  los asalariados a una infancia  perpetua.
Un  pueblo acampado.
José Batlle y Ordóñez vivió en París los días de la Comuna de 1870 y fue contemporáneo de la insurrección de los soviets en  1917. Esas experiencias de poder popular y revolucionario marcaron a fuego sus propósitos políticos,  toda la acción del batllismo estuvo dedicada a levantar barreras sanitarias para impedir que el virus de la revolución internacionalista contagiara al pueblo trabajador. Los Batlle no vieron en el Estado solamente una máquina de dar palos, comprendieron que además podía ser empleado como amortiguador para absorber rebeldías y adormecer consciencias. Estatizaron cuanto pudieron, incluso la vida política. Lograron enredar los cuadros políticos en las redes de las estructuras estatales, los transformaron en funcionarios públicos de la política, más preocupados por la defensa de su cargo que por la vida que llevaba el pueblo. La fisiología del Estado funciona en base a burocratizar individuos...  Es el fenómeno que se tragó a buena parte de los movimientos revolucionarios del siglo XX. Ocurre hoy mismo en este país.
El Estado aborrece todos los cambios radicales, es contrarrevolucionario. Quizás por ello terminaron en desbarranque general los experimentos que quisieron gerenciar el tránsito al socialismo desde el Estado, errónea concepción que creó rígidas estructuras de ordeno y mando y cortó de raíz las formas soviéticas de autogobierno. Quizás para hacer revoluciones haya que irse bien lejos del Estado, es más, tal vez lo más saludable sea ubicarse en franca oposición a su aparato burocrático para no dejar que el estado se trague el movimiento de los de abajo, autoconvocarse y autoorganizarse para crear un nuevo orden totalmente separado del estatal, un orden sin imposiciones externas, surgido desde las entrañas del pueblo. La autorganización popular vista como el poder de una multitud acampada en calles, plazas y centros de producción o de estudio,  dándose esas micro-formas que se reproducen a sí mismas una vez liberada la fuerza de la iniciativa popular. El movimiento caótico a nivel molecular pero ordenado como sistema político. El orden que derriba los muros subjetivos que impiden hermanarse a los individuos, como bien dice Raúl Zibechi, una dialéctica en que el campamento reactúa sobre sus organizadores, revolucionando estructuras mentales, conciencias y valores morales, animando a organizar nuevos campamentos.
Quizás éste fuera el modo de impedir que una casta surgida de las entrañas del Estado haga abortar el nacimiento del ser humano de nuevo tipo. La cuestión es reconstruir lo subjetivo, crear una cultura de participación masiva en las decisiones políticas. Una cultura irreductiblemente opuesta  a la de votar cada cinco años y luego sentarse a mirar la política en la televisión. No es simplemente cuestión de aceitar y cambiar engranajes organizativos oxidados. El problema es cómo recuperar esa capacidad de gobernarse a sí mismos que los pueblos muestran donde sobreviven comunidades primitivas o en los momentos estelares de la lucha de clases.
Las armas en manos del pueblo
Para apoderarse de las tierras, del trigo almacenado y de las mujeres, los más fuertes despojaron de sus armas a los más débiles y, para defender esas nuevas propiedades suyas se organizaron en ejércitos. La desigualdad nació de ese matrimonio por conveniencia entre la propiedad privada y el monopolio de las armas, pues mientras cada cual tenía su lanza, arco o espada era poco menos que inevitable el trato de igual a igual. Es con la división de los hombres entre quienes portan armas y quienes no las tienen que surgió la capacidad para disuadir, amenazar, coaccionar, coercionar y reprimir, o sea, la razón de ser del Estado y de sus instituciones (los parlamentos, el gobierno ejecutivo, la administración de justicia) . Sin ejércitos que los respaldaran, Montesquieu no habría tenido “poderes” que separar. El tan mentado Estado de Derecho es el derecho de los protegidos por las armas a dominar los desprotegidos que el ejército vegila y controla.      
Diez mil años de represión armada hacen que se vea como muy natural vivir sometidos a vigilancia policíaco militar. Es un hecho universalmente aceptado. Nadie imagina formas no monopólicas para el uso de las armas, sólo se concibe la exclusividad en manos de un aparato verticalizado. ¡Cómo si ello fuera alguna garantía de paz y felicidad!  La gente recién cobra consciencia de la naturaleza real de los ejércitos cuando sufre en carne propia su terrorismo o el del  imperialismo y sus mercenarios.
El verticalismo absoluto es el modo de ser de la pirámide de mandos, obedecer las órdenes superiores sin pensar, por reflejo automático. Por eso resulta incomprensible que algunos políticos de la actualidad uruguaya se digan “soldados” de fulano o de mengano, equivale a vanagloriarse de no pensar. La vida cuartelera funciona en base al miedo a la democracia y a la igualdad, por eso mismo su sola existencia pone límites a cualquier forma de libertad. Mientras los embriones de autoritarismo se mantengan vivos donde existe la disciplina militar, la democracia sólo llegará hasta las puertas de los cuarteles y estará siempre bajo tutela.
El monopolio estatal de las armas perderá todo sentido una vez abolida la propiedad monopólica de las tierras y de los medios de producción, los pueblos sólo serán libres si recuperan las armas que les fueron arrebatadas en los albores de la historia y que hoy están en manos totalmente irresponsables e inescrupulosas.Es un verdadero contrasentido pensar formas de poder popular y autogestión con las miras de los fusiles apuntando desde los cuarteles. El poder popular es el poder del pueblo armado y organizado.
En las comunidades primitivas las lanzas no estaban sujetas a monopolio pero, sin embargo, los asuntos se resolvían en asamblea, pacíficamente, sus integrantes no se asesinaban entre sí hasta exterminarse.... la violencia ha sido el modo de vivir de las sociedades cuyos  pueblos fueron expropiados de su derecho inalienable a usar armas. El comunismo no podría ser una sociedad  desarmada, pues ello no sería jamás una garantía de paz e igualdad. Por el contrario, el alto grado de consciencia social que predominará en el comunismo, capacitará la gente para emplear las armas de manera racional y responsable en beneficio de la comunidad. Al estar todas y todos armados en el campamento del pueblo organizado nadie podrá imponer nada a nadie. La democracia armada exige un esfuerzo permanente de diálogo, intercambio y coordinación, la base imprescindible de la autogestión popular. Las armas en manos de milicias populares quizás sean la mayor garantía posible de que reine la paz entre las mujeres y los hombres. Un territorio libre de violencia.
 Abolición del patriarcalismo
El patriarcalismo es tan antiguo como los ejércitos. Durante milenios se ha educado a las niñas y los niños para que lo masculino sea el ejercicio del poder y el rol femenino sea aceptarlo sin chistar. Esas diferencias se incorporan al comportamiento con la misma naturalidad que se aprende a caminar, hasta parece que vinieran codificadas en el ADN humano, que fueran instintivas. Milenios de impunidad  han hecho de la cultura patriarcal una lápida muy pesada que aplasta los sentimientos de justicia e igualdad y explican que la doble moral y del doble discurso hayan tardado tanto en cobrar visibilidad política. Pese a los esfuerzos realizados por Federico Engels, los movimientos revolucionarios  demoraron más de un siglo en descubrir que para alcanzar la emancipación social es preciso  abolir definitivamente el patriarcalismo. Los cambios en la propiedad no eliminan al bichito  patriarcal ni la doble moral ni  la discriminación. ¿Cuán democráticas pueden ser las organizaciones del poder popular si en la intimidad de la pareja reina la hipocresía patrircall?  El fin de la dominación de clases es el fin de  todas las formas de discriminación,  en particular y especialmente, el sometimiento de lo femenino a lo masculino.
La lucha por desarraigar de las mentalidades las tradiciones del machismo y patriarcalismo será, quizás, el desafío más trascendental del tránsito al socialismo. El proceso debería conducir a nuevas formas institucionales, tal vez un inicio de elllo sea el retroceso de la homofobia frente a la aceptación cultural del matrimonio igualitario. También estamos hablando de relaciones afectivas entre padres e hijos que nada tendrán que ver con las actuales, determinadas por la propiedad privada. La familia burguesa es una forma de relación que parece invariable y eterna, pero que, simplemente por ser producto de la historia es una institución que será transformada en el curso de la revolución social. .
Una nueva subjetividad diferenciará las mujeres y los hombres del comunismo de los seres deformados por la alienación y la violencia que produce la sociedad burguesa. Una revolución en las sensibilidades. Las emociones y los sentimientos de amor y solidaridad  nacerán naturalmente en las personas, no serán más obligaciones culturales  o el cumplimiento de  roles predeterminados por las reglas sociales.
Los paradigmas de belleza no serán más modelos impuestos por el consumismo forzoso o la publicidad mediática, una revolución estética en los conceptos de femineidad  y  masculinidad, en los  atributos que se valorarán para cada uno de los géneros y.que pautarán las aspiraciones y proyectos personales.  Un cambio radical en las relaciones entre géneros en el trabajo, la amistad y la política. Quizá por ser la revolución más profunda de la subjetividad será la más difícil de acometer y de concretar.
La ley del aparatismo
En el batallar por sus reivindicaciones específicas, los trabajadores azucareros del norte uruguayo descubrieron la necesidad de  superar  formas de lucha que ya habían agotado, y el sindicato se propuso ocupar las 33.000 hectáreas de un latifundio para reclamar  “tierra para trabajar”, consigna  netamente política y nueva demostración de que no existe lucha social en estado puro.  Ese  campamento de “peludos” en el arroyo Itacumbú (1962) fue un hervidero de ideas; de juicios, valores y sentimientos, algunos que surgían de la experiencia propia y otros que llegaban junto con las noticias y relatos de las luchas campesinas lideradas por Julião en el norte de Brasil y por Hugo Blanco en el Perú. También soplaban vientos que venían de una lejana isla del Caribe. Ideas dispersas e inconexas, sentimientos de bronca y rebeldía, un revoltijo que circulaba de fogón en fogón, que despertaba la curiosidad e inducía a reflexionar. Las tradiciones del marxismo, expuestas en pocas y sencillas palabras por Raúl Sendic y otros luchadores, ayudaban a explicar y entender los porqué de los acontecimientos que estaban viviendo, cuáles eran las causas de la miseria, de dónde provenía la riqueza de los gringos y los estancieros, a qué juego jugaban los jueces,la policía y los políticos juntavotos. 
Al prepararse para tomar las dos estancias y defenderlas del previsible ataque policial, se hizo necesario pasar en limpio el borrador. Las ideas se fueron ordenando de forma elemental y espontánea para darle sentido a la práctica. Una teoría revolucionaria en ciernes, el anticipo de otra que vendría luego, más global y completa, un instrumento de orientación para sacudirse de encima y para siempre patronales, jueces y policía, sobre la cuestión del poder en una palabra. Con sus  “ 30 preguntas” de 1968, Raúl Sendic le puso letra a la música que ya sonaba en los oídos de los trabajadores, tanto de los organizados en el sindicato UTAA  como de los agrupados en el barrio montevideano de La Teja. La tendencia  espontánea a insurreccionarse, ya existente en esos sectores populares, fue la fuerza que dió  origen al movimiento tupamaro. Los primeros documentos del MLN(T) sólo  pretendieron encauzar hacia un horizonte socialista y revolucionario las luchas sociales que surgen por sí solas de la opresión y la explotación. El movimiento guerrillero de los ’60 se gestó en la lucha de los asalariados, pensaba y actuaba como una especie de intelectual orgánico del movimiento de esas masas insurrectas.
Tiempo después las cosas cambiaron. Los documentos del MLN(T) en 1971 y 72  se parecen más a un invento intelectual que a una lectura del pensamiento que circulaba en bruto por el abajo en movimiento. Se perdió la conexión entre lo que surgía espontáneamente y el trabajo intelectual de la organización guerrillera. El trabajo intelectual fue haciéndose orgánico del aparato militar y dejando de ser orgánico del movimiento de masas. A partir de entonces las acciones armadas fueron dejando de ser comprendidas de inmediato por los destinatarios de su mensaje, no las reconocían como propias sino que las sentían ajenas. Paulatinamente se fueron convirtiendo en simples espectadores de la lucha guerrillera y se cayó en el mano a mano con las fuerzas represivas, el camino más corto hacia la derrota. Hubo otros factores determinantes por supuesto, pero a mi entender personal, el elemento decisivo de la derrota fue el abandono por parte del MLN (T) de la nterior organicidad se su pensamiento con sectores  asalariados en lucha. en esas condiciones  los integrantes de la organización se transforman forzosamente en predicadores del dogma partidario, revestido de infabilidad y cientificismo, pero no por ello menos dogmático y sectario. Desprenderse del entendimiento popular fue la antesala ideológica del aparatismo militarista..
¿Es irremediable que degenere en aparato verticalizado de ordeno y mando lo que nació pensante, crítico e insurrecto?. ¿Es irremediable que el ser nacido en las entrañas de la clase asalariada, termine en aparato uyos intereses sustituyen los  populares?  No, de ninguna manera, no es un destino inevitable.  No debía haberlo sido para el movimiento tupamaro.  Después de tantas derrotas inapelables, se está obligado a repensar tanto las relaciones con el movimiento de masas como las formas organizativas que los revolucionarios  se darán a sí mismos. La cuestión es encontrar una vía de escape a la ley del aparatismo que parece haber regido durante todo el siglo XX y en todos los continentes.
El horizonte y las tradiciones autoritarias.
En el horizonte más lejano se vislumbra una sociedad donde las mujeres y los hombres no deberán vender su fuerza de trabajo y se asociarán para producir al impulso de su conciencia social. Habrán olvidado completamente las costumbres y la cultura del patriarcalismo, las funciones del Estado se habrán ido traspasando hacia el poder del pueblo organizado, que tendrá en sus manos la administración de las armas así como la planificación central, la  gestión y el control de la producción, el modo más directo de extinguir el Estado para siempre y de vivir pacíficamente en el comunismo, la democracia entre iguales.  
Parece obvio que los movimientos y partidos que proclaman la intención de hacer la revolución, deberían adecuar sus formas organizativas a los rasgos esenciales de ese horizonte comunista hacia el cual navegan. Sin embargo, por lo general copian esas estructuras verticalizadas propias del Estado burgués. Una verdadera paradoja porque en su discurso ideológico proclaman un rechazo frontal a esas formas que adoptan. ¿Cómo extrañarse entonces que el centralismo democrático derive en verticalismo y que la autodisciplina consciente se deforme en obedezco y mando?. ¿Qué clase de revolución se puede pretender si los revolucionarios se organizan imitando al Estado que se proponen destruir?
Cada varios años se convoca a un congreso donde se discute el informe –revestido de cientificidad, por supuesto- que presentan los más destacados mandarines  Luego de aprobados los documentos por las bases del partido, el congreso  elige un parlamento denominado “comité central”, que a su vez designa el organismo ejecutivo que dirigirá la acción política de los organismos de base. Más que instancia democrática de elaboración de concepciones y estrategias, el rol de los congresos parece reducirse a legitimar el elenco que conducirá a la organización partidaria y que lo hará en base al precepto que subordina los organismos inferiores a las decisiones tomadas por los superiores. Teóricamente de esa manera se asegura que el partido actúe con eficacia y potencia pero, en la práctica, a medida que se suman errores en el vértice de la pirámide, la desconformidad y la disidencias van ganando el ánimo de la base. Rápidamente se pierd la capacidad de golpear como un puño único y el partido entra en crisis hasta desplomarse como castillo de naipes. Apoyado en esta historia de derrumbes, uno se atreve a mirar críticamente la regla clásica que regula la fisiología de los movimientos revolucionarios, y a pensar que quizás sea necesario deshacerse también de tradiciones organizativas ya obsoletas, por lo menos para no navegar con los ojos abiertos hacia una muerte anunciada: el aparatismo.
Totalmente disciplinado por los actuales parámetros autoritarios, por mucho esfuerzo que haga uno no logra imaginarse en concreto el comunismo, le parece una utopía inalcanzable, tan difícil de concebir como el espacio-tiempo. La emancipación social es también una revolución total en el sistema de coordenadas mentales, un esfuerzo cultural tan tremendo como el ya realizado en la física de las partículas elementales y en las ciencias del cosmos, el esfuerzo de cambiar radicalmente el modo de concebir las relaciones entre los revolucionarios y de éstos con el pueblo...  ¿porqué entonces permitir resabios autoritarios que luego nos empujarán en caída libre hacia el aparatismo?
Apostamos a la conformación de un movimiento de revolucionarios cuya teoría sea la síntesis orgánica de las corrientes de pensamiento que fluyen de las luchas sociales, un tejido más del pueblo armado y organizado, una red de múltiples centros de decisión anudados entre sí, todos ubicados en un mismo plano organizativo y abiertos al aire que respiran las masas en movimiento. Para ello quizás los revolucionarios deban olvidarse completamente del Estado hoy mismo. Cambiar la estrategia “toma del aparato burocrático-militar” por la de “estimular la organización consciente del poder popular” hasta que se apropie de las funciones del Estado y lo extinga para siempre. Es más largo de decir, pero tal vez refleje con mayor aproximación las concepciones históricas del marxismo.
Brevísimas disculpas
Tanto en lo nacional como en lo internacional hay temas muy candentes y de urgente consideración a los cuales hay que hincarle el diente. Tal vez uno debiera ahorrarle a los lectores estos “sueños herejes” y dedicarse a encarar cuestiones  de mayor interés. Uno se interroga si no está cayendo en ensoñaciones inventadas, en elucubraciones abstractas que se apartan de la vida social.  Sin embargo, está claro que no son sólo sueños, sino también  conclusiones extraídas de la experiencia revolucionaria del siglo XX, de la que triunfó en varios países y de la que fue derrotada en otros; que otro análisis más de ideas que hace medio siglo circulan entre la masa militante, entre esos amplios sectores que conservan el ojo crítico, la inquietud  intelectual y el espíritu insurrecto, aún después de sentir como resbalaba entre sus dedos la arena de castillos que creían muy sólidos. Sacarle punta al mundo futuro es más necesario que nunca, es un trabajo orgánico a los que pretenden  seguir navegando entre sombras y temporales. No existe otra forma de dar cuenta del presente que oteando el horizonte.  
En tiempos de calabozos microscópicos y horas infinitas, solíamos perdernos en  divagues  a través de cartitas clandestinas.  Fueron los días en que Raúl Sendic escribió su libro,  también  clandestino, “Reflexiones sobre economía”,  sacado de contrabando de los cuarteles  y publicado en México con prólogos de Mario Benedetti y Ruy Mauro Marini. Privados del mundo sensorial nos refugiamos en el pensamiento abstracto para seguir vivos y, para no enloquecer del todo, discutíamos arduamente sobre ese socialismo por el cual seguíamos luchando porfiadamente en las catacumbas. Raúl Sendic fue un hombre de pensamiento que, además de expresarlo muscularmente con “remolinos de hechos”, los dejó documentados por escrito, en decenas de artículos, cartas, poemas y entrevistas donde abordaba los problemas concretos del socialismo hacia el cual intentaba mantener firme el timón de su nave. Ellos revelan que sus mayores preocupaciones tenían que ver con los valores éticos y morales que impulsan a luchar contra las consecuencias sociales del capitalismo y transitar firmemente hacia el socialismo. Por eso mismo entiendo que intentar reflexionar sobre estos temas es el homenaje más adecuado a Raúl Sendic, el del pensamiento revolucionario,

Jorge Zabalza


Prensa La República. Corte reafirmó su derecho a trasladar a la jueza Mota


SUPREMA CORTE DE JUSTICIA

Corte reafirmó su derecho a trasladar a la jueza Mota

La Suprema Corte de Justicia respondió al pedido de informes de la Cámara de Diputados luego del traslado de la jueza Mariana Mota de la Justicia Penal al ámbito civil. El comunicado expresa que los últimos traslados previos al pedido de informes se debieron a “la necesidad de proveer vacantes, considerando en cada caso las circunstancias particulares” de cada magistrado.

 “Cada uno de dichos traslados se realizó ante la necesidad de proveer vacantes, considerando en cada caso las circunstancias particulares” de cada magistrado. Así respondió la Suprema Corte de Justicia (SCJ) al pedido de informes de algunos diputados frenteamplistas luego del traslado de la jueza Mariana Mota del ámbito penal al civil. Dicho traslado fue muy cuestionado por diversos sectores de la sociedad por la trayectoria de la jueza penal en casos que involucraban crímenes de lesa humanidad, especialmente los tratados en la pasada dictadura militar.
Producto de esta polémica, cinco diputados frenteamplistas presentaron un pedido de informes, ellos fueron José Bayardi, Antonio Gallicchio, Aldo Guerrini, Daisy Tourné y Aníbal Pereyra. Consultado anoche por LA REPÚBLICA, Bayardi dijo que se trata de respuestas “en algún caso muy generales” y señaló que probablemente el cuerpo analice el documento el día lunes. No descartó que se solicite “profundizar” alguna de las respuestas.
El informe redactado por la Suprema Corte de Justicia asegura que los traslados previos consideran las “circunstancias de cada una de las oficinas judiciales en cuestión, resolviendo en función de criterios que combinan la antigüedad y el mérito”. Dice además que “ninguno de los referidos traslados implicó disminución de grado o de remuneración” de los jueces involucrados.
Los criterios tomados en cuenta por el máximo órgano judicial combinaron “la antigüedad y el mérito”, según el informe.
Además, la Suprema Corte recuerda que la Constitución Nacional le da la potestad “de disponer -en forma exclusiva y excluyente- el traslado de los jueces, en cualquier tiempo, por razones de buen servicio”, según destaca el informe presentado a los parlamentarios. El máximo organismo judicial establece que los cambios pueden ser realizados “en cualquier tiempo”, respondiendo así a las críticas que diversas organizaciones realizaron sobre lo repentino de la decisión.
Consultados por los parlamentarios sobre si existe una consideración por la “opinión o deseo” del juez en cuestión, el órgano judicial respondió que, conforme a lo establecido por la Constitución, “el funcionario existe para la función y no la función para el funcionario, y por tal razón la opinión o deseo del magistrado afectado por el traslado no resulta determinante”, señala la SCJ en su respuesta.
La Suprema Corte estableció que existe un registro de los últimos dos años y medio de los traslados de los jueces, ante una pregunta de los legisladores. Consultados sobre la forma en que se comunica la decisión a los jueces, el organismo asegura que se comunica telefónicamente el traslado. Este punto fue puntualmente criticado luego del traslado de la jueza Mota ocurrido en febrero.
¿Filtración?
El diputado del Frente Amplio José Bayardi manifestó a LA REPÚBLICA su “gran preocupación” por el aparente filtrado a los medios de prensa de la respuesta al pedido de informes que él y otros legisladores remitieron a la Suprema Corte de Justicia acerca de los motivos por los que se determinó el traslado de la jueza Mariana Motta. Bayardi asegura que el documento de la SCJ en versión digital “jamás llegó al Parlamento” y se pregunta cómo sí pudo ser enviado en ese formato a la prensa incluso, días antes que los legisladores tuvieran en sus despachos, en soporte papel, dicho material. El legislador determinó además que en la versión digital no aparecen las firmas de los integrantes de la SCJ, “lo que genera preocupación de dónde proviene y cómo llegó a los medios ese documento, antes que a nosotros”, remarcó.

miércoles, 17 de abril de 2013

Santiago Mazzarovich Historia de una citación.



Historia de una citación.

17/Abril/2013.

Policías, líos e impunidades.

El Lunes 15 de Abril al despertar el teléfono celular me avisaba que tenía un mensaje de voz. Lo escucho y del otro lado del contestador virtual me avisan desde un medio de comunicación con el que colaboro, que habían llamado del Departamento de Operaciones Especiales (DOE) de la Policía preguntando por mi. Pasaron un par de horas y me vuelve a llamar del mismo medio un compañero avisándome esta vez que policías de civil fueron al local de dicho medio a buscarme.

A las 13:03 recibo un mensaje de un número desconocido que dice: “Ya estamos en tu casa”. No parece ser una simple confusión de número, por si lo fuera el número lo dejo guardado ante cualquier eventualidad. 

Minutos más tarde recibo una llamada: “¿Santiago Mazzarovich?” preguntan,“si” contesto. Una funcionaria del DOE me cita a declarar el Miércoles 17 de Abril a las 10 de la mañana en la oficina del Departamento de Operaciones Especiales en el 1er. piso de Jefatura, en San José y Yí. “¿Por que tema es?” se me ocurre preguntarle a la policía, “no le puedo informar” me dice. Le digo que no puedo ir a declarar sobre un tema que ni siquiera se cuál es, me dice que es por “los conflictos que hubo con lo de la Jueza”. El tema se iba aclarando.

Ya habían citado a vari@s de l@s que estuvimos en la manifestación pacífica en respaldo a la Jueza Mariana Mota el pasado 15 de Febrero. Entre ellos están: Jorge Zabalza, Álvaro Jaume, Diego Jaume, Eduardo Jaume, Irma Leites. Estaba al tanto de la situación por las noticias y las redes sociales. Me comunico con alguno de ellos para avisar que también me citaban a declarar.

Hoy Miércoles 17 me presento a las 09:30 en Jefatura; afuera me acompañaban varios compañeros, mi novia y mis viejos. Me hicieron esperar cerca de una hora entre mi llegada y el ingreso a la oficina. Me espera en la puerta el oficial Mieres que es quien me interroga. Paso a una oficina que tiene las mismas características que cualquier oficina policial que se puedan imaginar: todo blanco, una computadora, una impresora y una actuaria. La actuaria le pregunta a Mieres: “¿Le pregunto como periodista o como a los otros?”, “como al resto” responde.

Empieza el interrogatorio con Mieres preguntándome sobre mi núcleo familiar y su respectiva integración, y sobre mi trabajo y a que me dedico, le respondo y continúa:
-¿Paticipó de las actividades del 15 de Febrero de 2013 en la Suprema Corte de Justicia?
-Si, estaba trabajando cubriendo la noticia.
-¿Acudió como periodista o como manifestante?
-Como fotoperiodista.
-¿Como explica que si acudió como periodista, varios efectivos policiales lo identifiquen de haber incitado a ocupar el edificio y agredido e insultado a varios de ellos?
Mieres me aclara que tienen las pruebas gráficas que le dieron los canales y que están en la computadora, si quiero ver los videos donde estoy identificado no hay problema. Le contesto que no es necesario.
Le respondo que en ningún momento incité ni a irse ni a quedarse y que tampoco agredí a nadie. Le explico que sí hubo algún cruce de palabras y forcejeos con algún efectivo policial fue porque no me dejaban desarrollar normalmente mi trabajo y porque estaban avanzando con escudos sobre ancianas y ancianos y todo lo que se moviera. “Si en algún momento puse el cuerpo fue para impedir lesiones de terceros” afirmo y parece convencerse de la respuesta.

-¿Está vinculado directa o indirectamente con algunas de las organizaciones que convocaron?
-Con ninguna.

Hubo varias preguntas más en el medio pero no tienen mayor trascendencia. Parece finalizado el interrogatorio. Me pregunta si quiero agregar algo, y le contesto que si, le cuento la historia del mensaje de texto y se lo muestro de mi celular. Me asegura que ese número no es del DOE y yo le aclaro que no piense que lo estoy acusando, que es un mensaje “raro” y que quería dejar constancia de ello. Me explica que para dar conmigo fueron a dos domicilios que estaban registrados en el Registro Nacional Policial (o algo así, que es raro ya que nunca tuve ingreso a comisaría, ni detención, ni citación a Juzgado), y luego a un lugar donde creyeron que trabajaría.

Le pregunto como sigue el trámite y en calidad de que es la citación. Me responde que se está investigando por orden de la Jueza Merialdo (que es quién lleva la causa) y que los efectivos que participaron del desalojo fueron los que identificaron a los que “generamos” alguna situación conflictiva. Me explica que estoy en calidad de indagado y que esto va a la Justicia y ahí se decide como sigue. Me avisa además que queda solo una citación para mañana Jueves y me pide: “Avisále a Irma Leites que queda solo mañana”.

Como se comenta más arriba fuimos cerca de ocho los que recibimos la citación. Mañana Jueves 18 declara el otro colega fotoperiodista. Este compañero iba caminando ayer Martes 16 por la Plaza Independencia cuando lo para un policía de civil que se identifica como tal con un carnet y sin entregarle notificación alguna, lo cita a declarar el Jueves. Procedimientos poco ortodoxos, diría la tía.

Las declaraciones obviamente no son textuales ni tampoco el diálogo que se detalla, son una aproximación. Éstas ocho citaciones llaman un poco la atención, los mecanismos también. El 16 de Abril, Hijos y Madres y Familiares de Detenidos Desaparecidos sacan una declaración donde dicen: “Nos indigna que la Justicia uruguaya sea tan expeditiva a la hora de investigar a quienes se manifestaban pacíficamente contra una medida injustificada del máximo órgano del Poder Judicial y sea a la vez tan negligente e indiferente frente a delitos que nos dañan a todos, como ser los delitos de lesa humanidad de los cuales el Estado uruguayo sigue sin dar cuentas.” Me sumo sin dudas a lo declarado por las dos organizaciones, a la solidaridad con el resto de l@s citad@s y al compromiso en seguir la pelea junto a miles por verdad y justicia, y por el fin de la impunidad de los impunes de ayer y los impunes de hoy.

Santiago Mazzarovich.

A la opinión pública:



A la opinión pública:

Expresamos nuestro más absoluto rechazo a las recientes citaciones a declarar por los incidentes ocurridos en la sede de la Suprema Corte el día viernes 15 de febrero, en ocasión del sorpresivo traslado de la Jueza Mariana Motta.

Nos indigna que la Justicia uruguaya sea tan expeditiva a la hora de investigar a quienes se manifestaban pacíficamente contra una medida injustificada del máximo órgano del Poder Judicial y sea a la vez tan negligente e indiferente frente a delitos que nos dañan a todos, como ser los delitos de lesa humanidad de los cuales el Estado uruguayo sigue sin dar cuentas.

Nos alarman declaraciones volcadas recientemente por ministros de la Corte en las que opinan, refieriéndose a los fiscales “pueden dar su opinión” pero “eventualmente van a encontrar una muralla”.

Consideramos que todos estos hechos sumados a las sentencias de inconstitucionalidad consolidan un inquietante retroceso del sistema de justicia uruguayo, quien está desconociendo expresamente el derecho internacional en materia de DDHH, y a través de éste el sentido de justicia con el que creemos debe construirse una sociedad sana.

Nos preguntamos, por último, a qué escala de disciplinamiento social aspiran los máximos representantes de la Justicia uruguaya, que reaccionan frente a un legítimo acto ciudadano y de pleno ejercicio democrático.




Hijos Uruguay
Madres y Familiares de Uruguayos Detenidos Desaparecidos




Abril de 2013.
-- 
Madres y Familiares de Uruguayos Detenidos Desaparecidos
Tel.: +598 - 2 929 16 25
Nicaragua 1332 apto. 205
Montevideo-Uruguay
www.familiaresdedesaparecidos.blogspot.com
Web: www.desaparecidos.org.uy

miércoles, 10 de abril de 2013

Solo muere aquel que se olvida.


Falleció el querido compañero Sergio López Burgos, sobreviviente uruguayo de la Operación Cóndor y ex detenido de Automotores Orletti.
Sus restos están siendo velados en la empresa Abatte ( BUCEO) hasta las 11  horas.
HASTA SIEMPRE COMPAÑERO!!!

Solo muere aquel que se olvida.

Editorial. Martha Passeggi reportera-gráfica.



Con solo 21 años, fue secuestrado  en el vecino país; Argentina en 1976,  Sergio López Burgos, más conocido afectivamente como “Pipí”.

Hacia ese lugar había llegado escapando,  de una nueva sección de tortura que ya había recibido cuando fue detenido en Inteligencia y Enlace - una vez dado, el golpe de estado en nuestro país: Uruguay-.
Allí en jefatura, lo mantuvieron durante 5 meses en el año 1975 contaba él,  en un reportaje hace ya;  mucho tiempo.
Militaba en la resistencia contra el  golpe de estado cívico-militar, concretado finalmente el 27 de junio del año 1973.
En esos párrafos del reportaje, comenta que trabajó en una fábrica textil: PUASA.
Y luego del proceso de apertura hacia la democracia,  fue vendedor de libros entre otras actividades.
Sus gustos personales;  hincha del club de fútbol Peñarol, del rock emergente de los años 90. 
Y nada menos que fundador  entre otros  del Partido por la Victoria del Pueblo.
definiéndose  hace un tiempo atrás, como frenteamplista independiente.

Una vez que logró escapar al vecino país, se integró a  rearmar junto a otros militantes; la resistencia y organizar la solidaridad hacia su país natal, que ensombrecido por las persecuciones y detenciones masivas daban cuenta de una escalada terrorista sin límites.
Pero el operativo Cóndor lo sorprendería (como a cientos de uruguayos) en la emboscada planificada por la coordinación  de los gobiernos militares rampantes de la época infame.
Allí fueron  secuestrados muchos uruguayos, y  latinoamericanos de buena parte del continente.
Llevados a centros clandestinos, dónde  la tortura se convirtió,  en el martirio diario de las vidas de muchos jóvenes. Entre ellos;  “Pipí” fue uno más.
15 días soportando las torturas propias y ajenas. La demolición aberrante a los seres humanos allí secuestrados, humillados, llevados hasta lo más hondo del terror y el dolor.  Militares uruguayos que cruzaron las fronteras para secuestrar y asesinar, en nombre de la patria.
Allí permaneció junto a otros compañeros en la automotora Orletti – como se la conoce luego de las investigaciones y,  posteriormente fueron trasladados nuevamente a Uruguay.  En un vuelo clandestino llegaron y fueron llevados a dos  centros clandestinos acá. 300 Carlos y al edificio de Bulevar y Palmar (CALEN).

Su compromiso.

Tuvo que volver a irse del país, en el año 1981 cuando le dan la libertad vigilada.
para evitar ser desaparecido; las redadas de detenciones seguían en curso.  Regresa en el año 1985 con la primavera democrática, así llamada en su momento.
Fue incansable luchador por los derechos humanos, investigó y hurgó cuando archivo estuvo a su alcance.
Reformulaba estrategias para  quebrar la impunidad establecida. Presentó causas acá y en Argentina. Un compañero Imprescindible.
Su muerte es pasajera… porque seguramente otras/os tomaran su camino para lograr
Verdad y Justicia.